El alzamiento se produjo en diversos puntos, aunque la mayoría se concretaron en la zona oriental. En esta nueva contienda se unían los pinos nuevos con los pinos viejos pues los veteranos combatientes de la Guerra Grande de 1868 su unían con los nuevos combatientes que se incorporaban. El Generalísimo Máximo Gómez nuevamente se pondría al frente del Ejército Libertador.
La Guerra había comenzado y sería intensa pero corta según se había planificado. No pocos fueron los contratiempos para llevarla a vías de hechos pero la tenacidad de Martí pudo salvar todos los escollos. Así, cuando hay voluntad y se logra unidad de principios entre quienes van a su ejecución no importan las dificultades y si de la Patria se trata mucho más.
Se incorporarían a la lucha los generales Antonio y José Maceo, Calixto García, Bartolomé Masó, Guillermón Moncada (enfermo de tuberculosis pero prefería morir en la manigua combatiendo que esperarla en el reposo) , Periquito Pérez, Mayía Rodríguez y otros muchos más. El propio Martí se incorporaría a la guerra pero desafortunadamente cae en combate muy temprano.
Nuevamente el grito de Independencia o Muerte se vuelve a escuchar en las campos cubanos, pero otra vez, ya en los años de 1897, caídos Maceo y Martí, vuelve a oscurecer los espíritus libertarios la falta de unidad y las traiciones y, con la casi victoria de las huestes mambisas, se produce la intromisión norteamericana en la guerra con la justificación del suceso de la explosión del Maine en la bahía habanera y se malogra la lucha. Se inicia otra nueva etapa con la ocupación yanqui y la instauración de una república mediatizada al servicio de sus intereses.
Cincuenta y nueve años después se logra al fin, la victoria con la alborada del 1º de enero de 1959. Pero esta vez, si los mambises entran en Santiago de Cuba, se hacen dueños los cubanos de su destino y continúa la contienda desde el poder revolucionario con la determinación ahora de ¡Patria o Muerte! como continuidad de aquel primer grito de independencia dado por Céspedes el 10 de octubre de 1868.
Y esa es nuestra decisión primero morir antes que entregar el sueño conquistado en férrea lucha por la que tantos cubanos dieron sus generosas vidas. En su memoria y cumpliendo sus anhelos es por lo que hoy construimos esta sociedad más plena, justa, independiente, democrática y socialista. Ese es nuestro sueño y nada ni nadie nos harán abandonarlo.
Por eso este 24 de febrero todos cantaremos a las 9 de la noche desde nuestros hogares el Himno de Bayamo, el Himno Nacional, ese himno de combate nacido en 1868 y diremos bien alto para que el mundo vuelva a escucharlo ¡Patria o Muerte, Venceremos!